Este fin de semana estaba fotografiando en Punta del Este en
un tour que realicé hasta la laguna de Rocha por la costa y detrás del puerto
me encontré con este ejemplar de ostrero. Me llamó la atención el caminar que
tenía, daba pequeños saltitos. Lo enfoqué y me encontré con la sorpresa de que
no tenía una deformación en su pata, era una tanza de pescador que había
quedado enredada en su tarso cortando la circulación sanguínea. Se nota en la
fotografía la inflamación por sobre la atadura. No faltará mucho tiempo para
que se le seque la pata y la pierda. Mientras tanto, a pesar de su dificultad
se las apañaba para comer tranquilo.
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