Estas gaviotas son compañeras de ciudad, recorren las mismas calles que yo, las playas, los parques y de vez en cuando las mesas de los bares que frecuento. Por las noches cuando tengo insomnio suelo escucharlas reír en el tejado de mi casa, han de decirse cosas graciosas porque ríen muy fuerte y cuando voy al parque de Castrelos me detengo siempre a presenciar sus baños diarios donde exhiben un plumaje maravilloso. No puedo estar más contento con ellas.
Próximamente subiré otra tanda de fotografías de esta especie, espero no aburrir a nadie con ellas.
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