Este fin de semana pasado fui nuevamente a la laguna de
Punta Negra, como dije anteriormente, siempre me depara alguna sorpresa.
Busqué al caracolero pero no estaba, en su lugar me encontré
con una familia de caraos, la pareja y cinco pichones que se mantenían en la
mayor parte del tiempo al borde del monte, próximos a las sombras y a buena
distancia. Demasiada para mi gusto ya que las fotografías no quedan de buena
calidad, pero si sirven como documentación.
Los pichones ya estaban grandecitos, tal vez de las dos
terceras partes del tamaño del adulto, hay una imagen que sirve para comparar
tamaños. Era lindo ver como los pichones aprendían de los adultos la técnica
para conseguir alimento.
Muy interesante, gracias Jorge.
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